Miradas a los ojos de la gente (114)

De vez en cuando, se nos pierde la vista y la reencontramos en un lugar ignoto, inquietante. Cuando se trata de unos ojos desconocidos, la sorpresa se licua y convierte o en pasmo o en curiosidad. Si es pasmo, solemos perder el paso y la oportunidad. Si es curiosidad, el que nos mantengan el envite y nos reten a duplicar esfuerzo e intensidad dependerá de cuánta y de qué tipo sea esa curiosidad. Y es ahí donde medimos cierto tipo de confianza. Creemos que podemos, y no sólo eso, sino que podemos mucho, pero en los ojos de otro encontramos el desafío a nuestras creencias. Nos asustamos o nos envalentonamos cuando miramos y nos miran a los ojos. Descubrimos o descubren.  ¿Siempre? No. Pero, sí nos sentimos desnudos emocionalmente ante el otro, que puede descubrir. ¿El qué? Eso no es tan esencial. Lo importante es el hecho de que pueda hacerlo.

No hay muchos momentos tan inciertos como ese y tan humanos, pues se trata del encuentro, base de nuestra propia naturaleza e inicio de casi todo lo demás, incluso de la civilización misma, aunque suene a exageración.

Sin encuentro, sin interacción, sin curiosidad por el otro… ¿Platón, Roma, aldeas, tribus, Operación Triunfo, «furrrgol»?…

…¿Humanos?

Y miramos en el metro, en la calle, en el cine… ¿cuántas veces a los ojos de la gente?

En los años 80, la letra de una canción de Germán Coppini decía «no mires a los ojos de la gente. Me dan miedo, siempre mienten» No mienten siempre, desde luego, aunque sí es cierto que a mucha gente le da miedo hacerlo. Pues, para tener tanto miedo, la Humanidad se ha fundado, entre otras cosas, en las miradas a los ojos entre la gente, ya sea para retarse, para confiar, odiar … ya sea para amar.

¿Hoy en día nos seguimos mirando a los ojos?

Canción: «No mires a los ojos de la gente «- Golpes Bajos (1983)

Un abrazo desde la esencia