¿Somos previsibles? (88)

«T’estim, estimo, lo estimo, estima»

Similar, pero no. Parecido, pero no.

Diversas formas de utilizar y darle diferente sentido a una palabra añadiendo tan sólo un elemento o cambiando todo un uso gramatical a base de modificar la última letra. Vamos desde el amor por el otro, pasando por la valoración o tasación de algo, hasta llegar al amor por uno mismo.

Bonito recorrido de la historia de la Humanidad concentrado en una escasa línea de ordenador.
En medio, de un extremo a otro, y sin orden aparente, «razón, valoración, tasación y amor», mezclados en un «totum revolutum», que gira en torno a lo que tanto tiempo y esfuerzos ha dedicado el hombre desde siempre, lo que ha intentado prever y domesticar:

Nuestras impredecibles reacciones y decisiones.

Y es que, a pesar de todo, seguimos sin ser máquinas programadas. Somos tan únicos que, como tantos testimonios han demostrado en situaciones dramáticas de dominación e intento de destrucción de la voluntad, no dejará de haber una parte de voluntad, de decisión absolutamente propia, por muy extrema que sea nuestra situación.

Esta reflexión la realizo mientras leo un libro que os recomiendo, «Chonique d’une Agonie (Crónica de una Agonia, supongo, si se ha traducido al español) escrito durante el período 1939-1942 por un rabino del Ghetto de Varsovia, de 60 años de edad, llamado Chaim A. Kaplan. Es un diario que comienza el 1 de septiembre de 1939 y cuya última entrada está datada el 4 de agosto de 1942.

Este diario es un documento impresionante y poco conocido, en el que, día a día, el rabino va anotando lo que sucede, junto a reflexiones personales que dan cuenta de su visión del mundo. A lo largo del documento, escrito en tiempo real, y sin más referencias que lo que está viviendo, se recogen pensamientos y comentarios que ilustran cómo van evolucionando su postura y y actitudes iniciales en función de lo que les va ocurriendo.

A pesar de todo, sigue escribiendo el diario con la esperanza de que le sobreviva y pueda dar testimonio de la agonía de unos seres humanos.

Finalmente, una sugerencia de nuestro productor para todos los que ven al ser humano como una pieza a controlar en un tablero de ajedrez:

Un abrazo desde la esencia