Reflexión: Creer, querer (86)

Una conversación real con un cliente:

«- ¿Y crees que si me relajo y dejo de darme caña mi vida va a cambiar?
¿Es que piensas que lo hago a posta?  No puedes cambiar así, plof, y ya. Yo quisiera, pero me puede y termino haciendo lo de siempre. No puedo cambiar.

* Por qué?

– Porque estoy hecho así.»

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Oye, y que tiene razón y todo. En efecto, no puede… Un segundo, ¿no puede?
Bueno, no quiere.

* ¿Cómo que no quiere? Lo intenta una y otra vez.

– ¿Y?

* No puede.

– O sea, no quiere.

* ¿Esta conversación es circular?

– No, mira, vamos a pensarlo de nuevo.
La primera piedra a superar es la creencia en que uno no puede hacer algo, que suele ser previa a cualquier intento o comprobación experimental. No es racional. Por supuesto que si le preguntas te dirá que quiere, pero es circunstancial. Ves lo que hace y te das cuenta de que se sabotea.
Podrá decirlo, pero no lo quiere porque no cree en ello. Y es que lo primero es creer, luego viene querer.

* Pues, mira, muchos lo ven al revés, primero querer y, luego, creer. Oyéndote, parece contundente tu argumento, pero es opinable. Yo, desde luego, prefiero ese orden: querer- creer- poder. Puedo creer lo que sea, pero si no existe la motivación que da el querer, poco haré. Me satisfaré con lo que pude hacer y no con lo que hice. ¿Dónde queda aquí la acción? Y es que la acción es la salsa final de un gran plato. Todo excelente, pero con la salsa, excepcional.
Así que, acción, acción, claro, pero, muuuucho antes, quererlo.

– No sé, quizá tengas razón, pero en tu argumentación me parece que juegas un poco con la gallina y el huevo. Y que ese creer al que te refieres tiene más de consciente y es menos automático que al que hago referencia yo, que se graba de pequeños sin discutirlo ni analizarlo.

* Puede ser que nos estemos confundiendo y que nos refiramos a diferentes significados cuando empleamos las mismas palabras…

– Creencias, Valores, significantes con distintos significados… ¿ Pero cómo nos vamos a entender? ¡Es un milagro que lo hagamos!

* Bueno, ¿qué te parece argumentando menos y escuchando y preguntando más? Pero, haciéndolo de verdad, queriendo entender lo que el otro dice.

– Sabes… Llevas razón. Saca la caña y vámonos de pesca, anda. A reflexionar con una cervecita y toda la tranquilidad.

Un abrazo desde la esencia.