¿Qué nos está pasando, darling? (81)

Es difícil de explicar. ¿Qué nos está pasando?

Hace dos días me sentí un poco, o algo más, avergonzado de mí mismo y de todos los que me rodeaban. Quizá esto último es mi excusa para sentirme menos solo en mi sentimiento. El caso es que me siento averiado, como un pomo descascarillado o una trompeta que no suena.

Subió una mujer al tren y he esperado dos días para escribir lo que sentí. Contó una historia de pérdida de puesto como profesora de primaria, desahucio y posibilidad de perder a sus hijas si no ganaba algo para un alquiler. Sentía vergüenza por su situación, pero había decidido tirarse al tren a pedir antes que hacerlo delante de él. Todo fue muy digno y su aspecto era totalmente normal. Podríamos ser cualquiera de nosotros hablando de nuestra desgracia desde la raíz. Y ahí es donde me pregunto, ¿qué nos está pasando?

Nadie movió un dedo. Todos con la cabeza baja o mirando hacia otro sitio. ¿Necesita ser la representación rediviva de la miseria para despertar nuestros instintos? Pues no lo era. Bien vestida, cultivada y de contundente verbo, durante diez minutos apeló a nuestras conciencias y a la capacidad empática del que hoy tiene (aunque sea poco) y mañana puede verse jugándose, en el andén de cualquier estación, un puesto en un vagón de tren para apelar a la comprensión de los demás a cambio de unas monedas que alivien su supuesta miseria y la de los suyos.

Fuera verdad o mentira, todos hicimos finta de no oir o entender, y casi nadie dió nada, ni su mirada.
Lo malo no es dar o no, sino el esfuerzo denodado para hacer como que la mujer no estaba allí.

Y yo me pregunto a mí mismo, ¿qué nos está pasando?
¿Seguimos con lo de «piensa mal y acertarás?, ¿o la miseria económica colectiva del vagón era tal como para no ayudar a paliar un poco la particular de esa mujer? ¿O es un problema o cuestión de otra índole?

Me inclino por un mix del malestar.
Estamos fastidiados en verdad, nos sentimos mal por lo que se nos viene encima y, por si se nos olvidaba, el continuo machaqueo recordándonoslo, y eso nos entrega en bandeja la justificación para pensar mal del otro (actoooorrrr, actrizzzzzz) o no actuar, incluido yo en esa ocasión, nos demos cuenta o no.

Houston, tenemos un very big problema.

Ojalá fuera ese…

Un abrazo desde la esencia